¿Consumimos o ahorramos?

13/12/2013 10:31

Temas: Economia, Opinión


Ayer, un periódico provincial anunciaba a bombo y platillo que la extra de 23.000 funcionarios iba a inyectar 40 millones de euros al consumo, y en páginas centrales, que el comercio y la hostelería confiaban la Navidad a esta inyección. La confianza desde luego no puede perderse, igual que la esperanza. Pero de lo que se espera a lo que ocurre puede haber diferencias y en muchos casos se parecen como un huevo a una castaña.

Una de las cosas que se debería saber hablando de economía es que hay mucha diferencia entre renta total, renta disponible y consumo. Según el artículo, consultado a las centrales sindicales (curioso que den ellos ese dato), el importe corresponde al sueldo líquido o renta disponible y suponiendo que fuera así existe multiplicador, llamado propensión marginal al consumo, que representa el incremento que se produce en esta variable ante variaciones en los ingresos, es una relación inversa de forma que cuando aumenta una disminuye la otra. Por lo tanto, ya podemos asegurar que esos 40 millones no llegarán todos a la economía leonesa al menos a través del consumo.

En segundo lugar, me gustaría introducir el concepto de la trampa de la liquidez o la paradoja de la austeridad, que viene a decir que existen supuestos en los cuales a pesar de ofrecer los supuestos que fomenten la inversión y el consumo, los agentes económicos se retraen deprimiendo la economía en una espiral que se retroalimenta sin salida. Existen algunos ejemplos a lo largo de la historia reciente como el caso de Japón donde la economía mantiene desde hace decenios unos gráficos planos a pesar de los esfuerzos que se llevan a cabo por parte de los Gobiernos. Y es que por mucho que se bajen los intereses, se inunde el mercado de dinero, no se materializa en actividad económica. La propensión a ahorrar aumenta, en espera de tiempos mejores.

La trampa de la liquidez es una de las razones fundamentales en el imaginario keynesiano para la intervención activa del sector público, de manera que mediante políticas fiscales tire de la demanda agregada que sirva de arranque al sector privado y le anime. Es preferible que los trabajadores caven agujeros a que estén de brazos cruzados; aunque luego les tapen. La paradoja de la austeridad conlleva entonces cierto grado de psicosis, las expectativas que forman los agentes socioeconómicos a corto plazo no les animan a participar en el mercado y prefieren guardar el dinero para tiempos mejores.

Yo creo que la situación actual no está para consumir alegremente un ingreso en forma de extraordinaria, a pesar de las fiestas navideñas y de la tendencia habitual a consumir que suponen. Más bien estimo que la propensión marginal del ahorro (inversa del consumo) crecerá y que la parte del monto total que nos inyectan (o que inyectamos los leoneses mediante nuestros impuestos) pasará a las entidades financieras y no al consumo. Ojalá me equivoque.

Lamento la falta de rigor científico, pero la extensión de la reseña y su comprensión me lleva a ello.

 

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