Nuevos contadores de la luz y normativa

Temas: Energía


La empresa asociada Energest nos explica las novedades sobre los nuevos contadores de la luz, la normativa y tarifas.

«Algunos sabréis que hay un plan, a nivel europeo, para cambiar los viejos contadores de la luz (esos que tienen una rueda que da vueltas más deprisa cuanto más se está consumiendo) por unos nuevos, digitales. En España el objetivo es acabar en 2018 con algunos jalones intermedios. De los aproximadamente 25 millones de contadores que hay que cambiar, se han renovado ya unos cuantos.

Pero se está haciendo mal. Aparte de que hay algunos casos de fraude por cobrar a los clientes la operación (que debe ser totalmente gratuita; ya nos subirán el precio mensual del alquiler en el recibo de la luz), resulta que de todas las capacidades potenciales de los nuevos aparatos, que son muchas, solo se van a beneficiar las eléctricas.

En efecto, cuando el sistema esté operativo, las distribuidoras eléctricas (las 5 grandes: Iberdrola, Endesa, Gas Natural-Fenosa, Eon y HC (*)) van a evitarse mandar a la contrata de casa en casa leyendo los consumos porque los propios equipos van a mandar toda la información por la propia línea eléctrica (PLC). Igualmente operaciones como subir y bajar la potencia, cortar la luz, detectar manipulaciones, etc, se harán remota y automáticamente.

En cambio el consumidor, según está todo pensado, no va a beneficiarse en nada. Si acaso, estará peor. Lo sabemos por la experiencia que nos cuentan los que ya tienen el nuevo contador, que por ejemplo «corta» la luz antes de que lo haga el ICP (el «automático») que tenemos en casa, cuando uno supera la potencia contratada. En la práctica es como si a uno le bajasen la potencia pero le siguiesen cobrando igual, y es una de las cosas que queremos cambiar.

De cara al futuro, el plan, según estaba, no contemplaba muchas innovaciones respecto de lo que se hace ahora, salvo esa operación a distancia. Sin embargo en estos últimos meses se han producido cambios. El Gobierno, al eliminar (con toda la razón) la subasta trimestral CESUR (que encarecía el recibo bastante a cambio de fijar un precio al kWh por tres meses), ha tenido que definir otro método de facturación para los clientes sujetos a la antigua TUR (actual PVPC), y ha decidido que el precio del kWh al consumidor se determine en base al precio en el mercado mayorista, que varía cada hora. Ese precio debe multiplicarse por el consumo. De momento el consumo horario se obtendrá como estimación a partir del consumo mensual o bimensual y de unas tablas estándar, pero cuando los nuevos contadores estén operativos la idea es que sean ellos los que den el dato exacto. Ahora mismo la CNMC está definiendo los procedimientos para obtener y procesar esa información, con vistas a que en los próximos meses (seguramente ya el año que viene) se haga así.

Este sistema por un lado está bien, porque de media se abarata el recibo y porque se crean las bases para una gestión eficiente de la demanda, derivando el consumo a las horas que más energía sobra en el sistema y por tanto es más barata (**). Esta gestión eficiente de la demanda es de hecho uno de los objetivos originales importantes del plan de sustitución a nivel europeo.

Sin embargo, para que esa idea sea de verdad efectiva, hay que complementarla con el conocimiento por parte del usuario de su consumo EN TIEMPO REAL, para poder verificar cómo influye si enciende esto o apaga lo otro, controlar sus picos de potencia, etc. Y esa información no va a estar disponible, según está todo pensado, pese a que los contadores podrían ofrecerla. Puede parecer una tontería, pero no lo es. Las propias directivas de la UE promueven esta idea de gestión dinámica del consumo y en ello se basan las auditorías energéticas. Recordemos que hablamos de unos aparatos destinados a durar décadas en la era digital. Y resulta que todo está montado de forma que el usuario solo tenga la información de consumo horario al cabo de varios días. ¿Y cómo se pone uno a recordar si hace varios días a tal hora puso el horno a 200ºC y relacionarlo con el consumo a esa hora?

Es decir, información que es NUESTRA (la producimos nosotros) y se registra en un aparato que pagamos nosotros, la tiene a su disposición la eléctrica y nosostros no. Y ojo que además hablamos de información que puede ser muy relevante sobre nuestros hábitos, y hay que vigilar para que no se haga uso indebido de ella.

Hay más cosas que no nos gustan, y el remedio está en suspender el plan de sustitución en curso, reunir en una mesa no solo a las eléctricas, el Gobierno y los fabricantes de contadores (como se hizo en el pasado) sino también a los consumidores, y redefinir las soluciones técnicas y los procedimientos para que, cuando se retome el plan, cuestión de unos meses, se haga bien.

En la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético (www.nuevomodeloenergetico.org), así como en varias asociaciones de consumidores (ASGECO, CECU, ADICAE) creemos que un programa de esta envergadura, quizá de 1000 millones de euros, y a tan largo plazo, no puede nacer con limitaciones tan básicas, y por eso pedimos vuestra colaboración firmando esta petición en Avaaz»

Por Alejandro Miguélez, (Energest)

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(*) No confundir con las comercializadoras, aunque para la mayoría de la gente son las mismas cinco grandes, más exactamente son sociedades anónimas distintas, pero de los mismos grupos. De comercializadora se puede uno cambiar, y de hecho a los que están con estas grandes les recomendamos que lo hagan. La distribuidora en cambio es monopolio en cada zona, según fija el gobierno, y es la responsable del contador y de su lectura.

(**) El inconveniente es que hasta última hora uno no va a saber el precio exacto de las horas siguientes, y eso mirando en Internet. Además, ese precio, con el sistema actual del mercado mayorista (que habría que reformar totalmente), varía muchísimo, entre cero y 80 o 100 €/MWh). Por eso el Gobierno exige a las eléctricas que ofrezcan, en alternativa a este sistema, y en alternativa también al mercado libre, una opción de precio fijo anual. Pero esto saldrá mucho más caro. Al final, las eléctricas conseguirán lo que querían: que mucha más gente se pase al mercado libre, huyendo de las complicaciones e incertidumbres del sistema horario y de lo caro del precio anual. Y ahí les esperarán con sus paquetes descuento-trampa, con sus servicios de mantenimiento, etc.

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